Razón #9
Recibir o ejecutar un ssshhhhhhhhh
Existiendo miles de palabras disponibles para pedirle a alguien que baje la voz utilizamos un sonido amorfo, ¿porqué?
Para realizar este sonido no es necesario abrir la boca, permitiendo a quien lo ejecuta hacer ruido, al igual que el agente interruptor, pero con la ventaja de no hablar. Así logra expresar su descontento sin verse peor que el provocador.
El concenso por el cual se aceptó universalmente un "ssshhh" por "no hables en voz alta, estamos en la biblioteca o el cine, o en la cueva del dragón y aunque tú seas San Jorge yo soy un simple escudero" probablemente se extiende más allá de lo que podamos recordar.
También suele ocuparse en las iglesias, y siendo la religión más vieja que la civilización misma podemos afirmar que "ssshhhh" es más conocido que Jesús. De esta manera si yo muero asesinado por criticar al sistema dirán que fue castigo por mi blasfemia. Aunque no soy tan famoso como Lenon.
Existen situaciones donde una persona con poco interés en la actividad que se desarrolla responde al "sssshhhh" por el simple placer de esperar una reacción. De esta manera regresamos a un lenguaje primitivo donde un "ssshhh" singifica "Señor(a), hágame el favor de guardar silencio" y el que responde con un "ssshhh" quiere decir: "me parece ridículo el respeto que tienes por esta situación, me estoy aburriendo y voy a irritarte hasta hacerte enojar". La conversación se repite sin ningún cambio hasta que la persona que trata de callar al otro se distrae por completo del espectáculo, pierde el control, se levanta de su asiento y gritan algo como: "¡Porfavor, estamos tratando de ver la película!". De inmediato la mayoría de la sala lo voltea a ver y ejecutan a coro el conocido sonido "sssssshhhhhhhhhhhhhhhh".
Aquel que trató de callar al otro temrina sumamente apenado y siente lo que el otro sintió al ser callado. Así funciona el ojo por ojo, mandíbula por diente.
Esta situación es una mierda porque en nuestra así llamada civilización todos conocemos las situaciones donde debemos guardar silencio, y todos hemos sido imprudentes alguna vez. Lo que quiere decir que no somos sinceros con nosotros mismos, que la película, la obra de teatro, o el oficio religioso nos importa tanto como la diarrea del papa y no tenemos el valor de abandonar el recinto. En vez de retirarnos comenzamos a hacer comentarios aleatorios con quien sea o respondemos el teléfono celular.
Pocas personas son sinceras consigo mismas, y mientras no lo sean seguirá existiendo el aberrante "sssshhh".